lunes, julio 16, 2007

Paradojas del comercio actual

Hoy voy a explicar una contradicción que me sucede con los comercios y los servicios actuales: me gusta lo impersonal, anónimo, poder comprar y mirar tranquilamente sin tener que dar explicaciones a nadie, ni demostrar interés ni conocimiento. Y al mismo tiempo me gusta el lado humano y personal de estos servicios.
Como hasta aquí es difícil que se entienda nada me explico con ejemplos.
  • Ejemplo1: Leroy Merlín. Para mí lo de comprar materiales de construcción o bricolaje siempre había sido como un examen no deseado. Ir a una tienda cerrada, explicar al dependiente o encargado lo que quería o lo que quería hacer, asumiendo que no tengo ni idea de la terminología ni del procedimiento. Que el encargado me 'evalúe', que puede ser que me ayude o que se ría de mí. Que se vaya a buscar la mercancía, asumiendo que mi compra es más trabajo a la vez que menos importe que la de cualquiera de los profesionales habituales del comercio. Y después de que te traigan la mercancía del almacén, o incluso de que la hayan cortado o desembalado, decir: no me vale, perdón, snifff. Mal rollo.
He tenido alguna experiencia de esas que sinceramente, no me han gustado, así que por eso aplaudo el Leroy Merlín. Llegas, miras, coges, preguntas o no preguntas, y si al final no te convence, pues lo dejas y te vas. Caro, imagino que será bastante más caro cualquier material que en un almacén, pero es más caro comprar algo que no te guste o llevarte una mala cara. Parecido a Leroy Merlín tienes Ikea, Media Markt para ordenadores, y en general los hipermercados, aunque el caso de los materiales de chapuzas es para mí el más el más agudo.
  • Ejemplo 2 o contraejemplo: Burger King. De Burger King me gusta un poco lo mismo, socializas poco o nada, según las ganas que tengas. Puedes ir a un Burger en cualquier lugar del mundo que sin abrir la boca te dan de comer lo mismo. No tienes que saber si la carne te gusta más o menos, o si quieres un vino de la carta o comer con coca-cola. Aseptico y sencillo. Sin embargo mi modelo contacto cero se va a pique cada día: empiezas a conocer a la gente, hablas con ellos, es como si la vida se abriera camino de la nada.
Hoy estoy especialmente agradecido: sin mediar tickets, promociones o puntos, me han invitado a comer por ser cliente habitual. Es un detalle que agradezco profundamente, más allá del valor material de la comida, que me hace dudar de qué es lo que realmente me gusta de los servicios actuales.
Como conclusión, simplemente anotar que en el futuro los servicios serán cada vez más impersonales o diseñados para no precisar de atención humana, aunque sin embargo ésta se seguirá viendo como un factor a puntuar por el cliente.




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