Vitoria

Es la segunda vez que voy a Vitoria. La ciudad crece como les pasa a todas, y con ello crece la incógnita de que vendrá después ...
Me gustan los parques las amplias tiendas,las bicicletas y esa elegancia innata de los vascos y las vascas.
En el otro extremo echo de menos que se ven poquisimos pájaros, coches por todas partes y mas o menos la misma suciedad que en Madrid.
En la columna izquierda añado un montón de niños, de perros bien lustrosos, y la hospitalidad de la gente en sus casas (si, aquí conoces gente y vas a SU casa).
Para la derecha solo la wifi del hotel, que una vez mas a diferencia del champú o de las toallas, es de pago.
Se esta bien aquí...
P.D.: este texto no tiene acentos porque no sabía dónde estaban en la Qteks200

Sobre cables, trasnfomadores y otras hierbas

Leo en Barrapunto que Google está preocupado por las fuentes de alimentación de los aparatos. Por otro lado el Blog de E. Dans mostraba ayer una nota similar sobre las diferentes calvijas y conectores de los ordenadores. Estoy sensibilizado con el tema voltios abajo porque la semana pasada mi batería Dell tuvo que volver a casa por riesgo de piromanía, y porque hace dos noches una pequeña SAI que llevaba tiempo funcionando mal en casa me tiró los plomos abajo (vendo SAI seminueva :-)).
Haciendo cuentas en mi casa hay unos cuatro transformadores a 5-12V conectados siempre a la red, más unos cuatro o cinco detrás de regletas con interruptor, más tres o cuatro atados a pequeños electrodomésticos de quita y pon (móviles, maquinilla, etc). Al conjunto le sumamos unos seis clavijas distintas, unos diez metros de cables, y aproximadamente ocho o nueve regletas de enchufes (los ladrones hace tiempo que se fueron de aquí).
Que cada uno haga sus cuentas, pero al menos las mías dicen que tengo una pasta, una fuente de calor y una buena fuente de riesgos en estas cajitas. Si existiera algo más intercambiable, seguro y que permitiera varios aparatos a la vez, y que además los fabricantes permitieran su uso como opción en las garantías de los equipos, estaría mucho mejor.
Sobre las regletas de enchufes y tomas de tierra, post aparte.

Alerta: Migración en la oficina

Al igual que las invasiones de la antigüedad, el peor enemigo y el más regular de todos son las migraciones de software en la oficina. Yo que ya he vivido unas cuantas puedo decir que todas obedecen al mismo patrón:
-dos días perdidos por persona, que como no coinciden suman cuatro o cinco días de equipo.
-se trata de actualizar Windows no se qué a no se cualo por razones de seguridad. La seguridad debe venir aparte, porque hasta ahora...
-te formatean toda la máquina excepto la carpeta 'mis documentos'. No conozco a nadie que guarde nada útil en esa carpeta. Invito a los desarrolladores de Redmon que próximas versiones la llamen 'mis formateos'.
-de la misma forma despúes de una migración no funcionan las impresoras, el correo, los plugins del navegador, y el Office te hace preguntas estúpidas del tipo 'no tengo los patrones de ortografía de gallego, desea cargarlos ahora??' y cosas similares.
-al monigote de las aplicaciones de Office parece que lo han dado cuerda, porque pregunta estupideces cada dos por tres.
-Tienes un fondo de pantalla curradísimo, lo que demuestra que no eres el único que tiene cosas que hacer en el trabajo (bendito fondo azul...)
- y lo mejor de todo, desaparecen todas tus aplicaciones. Esto es lo más interesante, después de una migración la señora de los lavabos y el ingeniero jefe tienen exactamente la misma colección de software incluido solitario, Outlook, Movie Maker y otras utilidades imprescindibles. Si quieres algún adorno como cad, un compilador o un motor de base de datos, solo tienes que seguir un procedimiento inexistente que concluye con la firma de dos obispos en activo, y ya
te instalan el software.
Como se nota, no me gusta que hagan estas cosas, y sobre todo que las hagan así. Entiendo que los usuarios deben ser eso, usuarios, y que la libertad se interpreta como abuso, pero al igual que alguien debe confiar en que usamos nuestro tiempo de trabajo para trabajar, tal vez alguien podría preguntarse si usamos nuestro ordenador también para ello. Y si no, que se tomen medidas, pero no antes.
Me despido, a ver si se me pasa...

Mil mascotas en mi casa

Visito a mi amigo el empresario Juanvi del cesped artificial, y me enseña un par de compostadores que tiene en el jardín. Son unas cajas de plástico donde se depositan los restos vegetales de la comida, y los gusanos se encargan de convertirlos en abono para las pantas.
Buceo la red para saber más del tema, y la información sale. Resulta que está de moda el tema de los gusanos como una forma de reciclar residuos a tiempo que se evita tener que acudir a los abonos químicos para el jardín.
Hay gente que se monta su propio compostador con madera o plástico y echa los restos de la poda o del jardín más que las mondas del postre. Esta solución parece tener su sentido para el que tenga un jardín grande. Todos hemos visto los montones de cesped pudriéndose abandonados sin servir para nada.
El otro extremo son los recipientes de compostaje para el balcón, pensados para vivir en un cuarto piso y engordar a los gusanitos con los restos de la ensalada o la fruta.
Hay en la página http://www.compostadores.comy compostando.com, muy bonitas, por cierto, una especie de foro donde más que animar al compostaje echan atrás.
Resulta que no todos los restos vegetales gustan a los gusanitos: ni citricos, ni restos de coniferas ni por supuesto ningún resto de carne o plastico. Ya empieza a complicarse el tema si hay que separar en los platos los restos de cada tipo.
Por otro lado si las condiciones de humedad no son apropiadas puede suceder que los gusanitos no trabajen bien y empieze a oler a podrido, o peor, que los gusanos se vayan de excursión a visitar otros balcones de la casa. Por último pregunta algún forero que si olerá su contenedor y otro veterano replica que olerá 'a bosque', lo que asusta un poco.

En resumen, me da la impresión de que meter un compostador en un balcón es tan peligroso como meter un gallinero, y no me gustaría que mis vecinos, en su humana debilidad se dedicaran a experimentar menús con sus gusanos a medio metro de mi casa. Gusanos sí, pero en pisos peces y pajaritos.


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Faunia

El viernes pasado estuve en Faunia, el parque de animales de Madrid. Habia estado ya hace un par de años y tenía ganas
de volver con los críos. Aquí dejo algunas impresiones:

-lo primero, el precio. Entrar en Faunia cuesta 21€ por adulto y 15 por niño. Los mayores tienen precio especial y los niños de de menos de tres años no pagan. Aun así, es mucho dinero para una familia. Yo llevaba un cupón de descuento como los que se reparten en algunos colectivos como grandes empresas y ministerios, y aun así me dejé 59 euros en la puerta de acceso. Aparte de las entradas es preciso abonar 3 euros de parking en la taquilla, que al menos en mi caso, nadie se preocupó de validar a la salida.

-Las instalaciones, estupendas. Temporalmene estaba cerrada la granja pero los ecosisemas más espectaculares como los polos, la selva y la noche siguen siendo espectaculares. Los animales parecen limpios y sanos, e incluso con alguna sensción de libertad.

-Al aire libre, pájaros, bancos, música tranquila (estupendos altavoces de intemperie de Bose), y algunas instalaciones más festivas como un delfinario y algún otro anfiteatro.

-Lo malo, que yo creo que en ciertos aspectos el parque se está sobreexplotando. Proliferan las terrazas y resturantes, incluso bodas con sus mesas de bodorrio
y sus pasodobles sonando entre los animales. Me encuentro incluso que en el ecosistema polar, que debía ser un remanso de paz, hay mesas y sillas de restaurante. Me pregunto que pensarán los pingüinos de sobre este desaguisado. Es preciso moderar estas actividades para que no se pierda el fundamento de las cosas.

-Otra crítica, el personal me pareció escaso y poco atento. Pasada la línea de taquillas, apenas hay nadie en los pabellones. A la gente de la puerta y de la tienda
(estupenda tienda, por cierto), le falta un gerente por encima que les oriente un poco.

En resumen, un sitio interesante, pero que debe cuidarse para que los siga siendo.



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