jueves, agosto 09, 2007

El verano es para cambiar cuentas




Estamos metidos en lo más profundo del mes de agosto y nadie está en su sitio. El martes fui al mercado y la mitad de los puestos están cerrados. En la oficina falta la mitad de la gente o más. Igual pasa con una buena parte de los servicios públicos, los amigos, etc.
Es nomal, la gente nos vamos de vacaciones y aunque cada vez se reparten más las salidas y llegadas (qué tiempos aquellos de agosto y Madrid vacío!!) sigue notándose que el calor puede y el que tiene ocasión huye.
En estos días confusos nos vemos obligados a ir a tiendas que no son las nuestras, a pedir servicios a proveedores y clientes diferentes, y en definitiva, a variar nuestra agenda de relaciones. Como todos los momentos de cambio pueden verse como un problema o como una oportunidad. El avispado aprovecha estas oportunidades para ganar clientela que descubre que los nuevos productos o servicios son mejores que los habituales. El empleado hábil (o trepa :-)) sabe suplir a su compañero para una tarea mejor que el titular.
Por el contrario en muchos lugares el verano relaja el cuidado en la atención al usuario o cliente final y los servicios se resienten.
Yo mismo creo que este invierno voy a cambiar algunas tiendas como proveedores. Qué espabilen el año que viene!

PD: Si tan grave es que todo el mundo se vaya en agosto de las empresas, por qué no se incentiva que la gente se vaya uniformemente?? No todos los días son igual de largos para el sol, pero todos cuentan lo mismo de cara al cómputo de vacaciones. Si yo no tuviera que coordinarme con las vacaciones escolares preferiría treinta días fuera de temporada que ventidós a la vez que todo el mundo. Pero nada, el año que viene llegará el estío y nos pillará de nuevo improvisando.

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