Una reflexión sobre el SPAM

Esta mañana de domingo he encendido el ordenador a las nueves, más o menos veinte horas después de que lo apagara ayer. Tenía 26 mensajes basura en la carpeta. Nunca he comprado ningún producto que se anunciara como spam de correo. Nunca pincho los enlaces ni abro los adjuntos, ni mucho menos contesto a los spammers.
Me pregunto la pobre gente que sí responda, que compre viagra o programas piratas vía spam, o simplemente de señales de vida,

cuánto spam recibirán entonces??



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la partida, la milicia y los incendios forestales

Todos los veranos nos visita el fuego. Todos. Ya no se puede hablar de un fenómeno o una casualidad, porque nos toca todos. Sin embargo no estoy muy convencido de que estemos preparados. En las películas del oeste, cuando los forajidos asaltaban el banco del pueblo se formaba una partida para ir en su búsqueda. No había otra cosa, ni ejército ni policía, así que los campesinos y tenderos se convertían en perseguidores por unos días para atrapar o ahuyentar al caco. El resultado podía variar de unas películas a otras, pero desde luego no era brillante.
En la Edad Media y Edad Moderna cuando un país entraba en guerra con otro se formaba una milicia de ciudadanos que iban a combatir. Participativo pero poco efectivo. Son ejemplos de de agrupaciones de ciudadanos que ahora solo tienen sentido en un plano histórico o subdesarrollado. La consecución de unos objetivos de nuestra civilización exige pocos medios humanos pero bien equipados y entrenados.
Por eso me sorprende que cuando hay un incendio en un bosque en España se siga hablando de los retenes de los pueblos y de los bomberos aficionados. Que empecemos ya a apagar fuegos durante todo el año, y no a improvisar en verano.
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El verano es para cambiar cuentas

Estamos metidos en lo más profundo del mes de agosto y nadie está en su sitio. El martes fui al mercado y la mitad de los puestos están cerrados. En la oficina falta la mitad de la gente o más. Igual pasa con una buena parte de los servicios públicos, los amigos, etc.
Es nomal, la gente nos vamos de vacaciones y aunque cada vez se reparten más las salidas y llegadas (qué tiempos aquellos de agosto y Madrid vacío!!) sigue notándose que el calor puede y el que tiene ocasión huye.
En estos días confusos nos vemos obligados a ir a tiendas que no son las nuestras, a pedir servicios a proveedores y clientes diferentes, y en definitiva, a variar nuestra agenda de relaciones. Como todos los momentos de cambio pueden verse como un problema o como una oportunidad. El avispado aprovecha estas oportunidades para ganar clientela que descubre que los nuevos productos o servicios son mejores que los habituales. El empleado hábil (o trepa :-)) sabe suplir a su compañero para una tarea mejor que el titular.
Por el contrario en muchos lugares el verano relaja el cuidado en la atención al usuario o cliente final y los servicios se resienten.
Yo mismo creo que este invierno voy a cambiar algunas tiendas como proveedores. Qué espabilen el año que viene!

PD: Si tan grave es que todo el mundo se vaya en agosto de las empresas, por qué no se incentiva que la gente se vaya uniformemente?? No todos los días son igual de largos para el sol, pero todos cuentan lo mismo de cara al cómputo de vacaciones. Si yo no tuviera que coordinarme con las vacaciones escolares preferiría treinta días fuera de temporada que ventidós a la vez que todo el mundo. Pero nada, el año que viene llegará el estío y nos pillará de nuevo improvisando.

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